Pues vamos con la segunda y última parte del repaso a la filmografía del Maestro.

Los noventa y los dos mil abarcan, a mi modesto entender, lo mejor y lo peor que ha rodado Carpenter, y para aclararlo incluiré también las producciones televisivas, que en esta etapa poseen bastante importancia… o al menos una de ellas sí.

Pero vayamos por orden. Un silencio de cuatro años media entre Están vivos y la que tiene fama de ser la peor película del sexagenario: Memorias de un hombre invisible (1992). Desde luego, ni el personaje central ni el actor que lo interpreta (el inefable Chevy Chase) hay por dónde cogerlos, pero siempre quedarán los efectos especiales y una Daryl Hannah dándolo todo. Simplemente entretenida.

Para mí la peor es Bolsa de cadáveres (1993). Rodada para la pequeña pantalla y codirigida por Tobe Hopper, no dudo que Twiggy, Debbie Harry, Wes Craven, Sam Raimi y los propios directores se lo pasaran pipa interpretándola, pero, sin ambages, resulta una imbecilidad supina que hace temblar la fe del carpenteriano más forofo.

En la boca del miedo (1994), al contrario, supone una inquietante, aunque no redonda, ampliación del universo del realizador. Se la ha relacionado con Lovecraft, y a mí, en el aspecto visual, me recuerda a Clive Barker. Otro protagonista inadecuado, eso sí, y por desgracia no será el último… porque la inmensa cara de palo de Cristopher Reeve preside el remake de El pueblo de los malditos (1995). Filme clasicote y visualmente más plano que el tórax de la coprotagonista Kirstie Alley, al menos se puede decir que está bien narrado. Hasta Carpenter debió colegir de la magnitud del error, y empezó a darle la vuelta a la tortilla, a ser más él mismo que nunca, hacerse puro espectáculo y lograr, en mi modestísima opinión, sus mejores obras.

La secuela de 19972013, rescate en L.A. (1996), ya va por ese camino. Tan inverosímil como deliciosa. Un buen homenaje a sí mismo y a sus seguidores. Y Vampiros (1998) pasa por ser la mejor revisión contemporánea del mito en cuestión, y ya puede olvidarse uno de Coppola y de Rodríguez y Tarantino (por cierto, este último ha copiado a Carpenter la estructura de espagueti-western tratando encima de atribuirse todo el mérito por ello; el intento, llamado Malditos bastardos, me pareció una chapuza). Vampiros resulta tan buena, entretenida, clarividente y fundamental que cuando la vemos estamos deseando volverla a ver.

Y por fin llegamos a MI PREFERIDA, aunque, por razones que aún no alcanzo a entender, tenga una reputación pésima. Fantasmas de Marte (2001) es otro western de ciencia-ficción y terror que sublima ese tono made in Carpenter entre el entusiasmo y la broma contada con cara de póker. Aún no he podido decidir qué me gusta más de esta obra maestra, si la estructura en flash-backs, el megamix de géneros, los personajes de dos dimensiones o incluso de una, el imposible dúo Natasha Henstridge (foto superior)-Ice Cube, el humor chusco y paródico (“¿No tienes ningún plan B?” “Sí, es exactamente igual que el plan A”, una de las mejores réplicas de toda la Historia del Cine), etc., etc., etc. Fantasmas abarca todo Carpenter y es Carpenter elevado a la enésima potencia. Lo único negativo que se puede decir de ella es que la creíamos testamento cinematográfico.

Por fortuna, no ha sido así, aunque en toda la pasada década el Maestro sólo se puso tras la cámara en dos ocasiones más, y fue para la televisión. El fin del mundo en 35 milímetros (2005) está casi a la altura de Fantasmas, pero, advertido queda: acojona, y mucho. ¿Cuántos foros internáuticos hay sobre la existencia de Hans Backovic y Le fine absolue du monde?

Le fine ha devenido en leyenda urbana, y me pone el chiste a huevo: no creo que ninguna película pueda provocar las reacciones que describe Carpenter, salvo si la ha escrito Ángeles González-Sinde o si la ha rodado Von Trier. Por otra parte, sigue inspirando a infinidad de artistas, especialmente músicos, como el grupo Lüger, de la cantera del madrileño barrio de Malasaña:

Pro-vida (2006), por desgracia, baja el listón hasta el suspenso. Un auto-homenaje sin demasiada gracia a través de Asalto a la comisaría del distrito 13.

Y, por último, volviendo ya a la producción cinematográfica, a mediados de este año se estrenó en DVD la muy floja Encerrada, a la que le dediqué parte de otra entrada en este blog. En el conocido portal Filmaffinity figuran dos futuros proyectos: uno con Nicholas Cage y otro, Darkchylde, que tiene mucha mejor pinta. Ambos están fechados para 2014, aunque existe bastante poco información sobre ellos. ¿Tendremos que esperar tanto? Creo que da lo mismo la espera si nos queda Carpenter para rato…

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