LOVELACE

LOVELACE, de Rob Epstein y Jeffrey Friedman: LA GARGANTA YA NO ES PROFUNDA

Calificación: 5/10.

Se ha tardado 40 años en realizar una película de ficción sobre el fenómeno de Garganta profunda y su actriz protagonista, Linda Lovelace. Hay otra que está en camino, Inferno, y siempre nos quedará el extraordinario y completísimo documental Inside Deep Throat, mucho más adecuado para entender la magnitud y los múltiples aspectos de la película porno más famosa de todos los tiempos.

Porque Lovelace, a pesar de su diseño de producción, sus soberbias interpretaciones y hasta su intento de complejidad en la estructura, supone una oportunidad desperdiciada. Rob Epstein y Jeffrey Friedman, y por ende sus guionistas, adoptan, a la hora de abordar el relato, el punto de vista más convencional, que es también el más cómodo y, si se me permite, el más facilón: el de la propia Linda Lovelace y lo que aquella confesó en su autobiografía Ordeal.

Por tanto, Lovelace, la película, se centra sobre todo en el retrato del primer marido de la actriz, Chuck Traynor, que fue el que la introdujo en el negocio del porno (o la obligó casi a punta de pistola a entrar en él), aparte de conminarla a la prostitución y maltratarla de la forma más despiadada. Vamos a suponer, puesto que los editores de Ordeal obligaron a la actriz a pasar por el polígrafo, que todo aquello es rigurosamente cierto. En cualquier caso, carece del potencial dramático que los creadores de este filme le suponen. Como revelación no sorprende, y como alimento de la trama y pintura para el personaje principal resulta escaso.

Es decir: después de ver Lovelace, a uno le queda la duda de por qué a la protagonista le fascinó tamaño rufián, por qué le permitió todo aquello, por qué no se rebelaba contra él y siempre le escarmentaba (la escena del palco con Hugh Hefner) o le huía de la forma más torpe (correteando por la calle o refugiándose en en hogar paterno, donde la obediencia marital era un dogma). Quedan demasiadas sombras en lo relativo a la personalidad y las motivaciones de la actriz, las cuales Epstein y Friedman no se han preocupado en iluminar; para ellos todo está resuelto con la llamada «violencia de género», una realidad pero no la única. Recordemos, por ejemplo y porque el filme lo recuerda también, que el presunto indeseable de Traynor después lanzó a la segunda actriz porno más famosa de la Historia y estuvo casado con ella 10 años: Marilyn Chambers. Y Chambers nunca acusó a Traynor de nada parecido…

Así que Lovelace, aunque trate sobre Garganta profunda, no podría resultar menos profunda ni más superficial. Y eso a pesar del intento de densidad de la estructura, con flash-backs y flash-forwards metidos dentro de otro flash-back, algo tan poco funcional como evidentemente fallido: la pregunta sobre la que se edifica el flash-back principal nunca queda contestada, o no lo suficiente: ¿quién fue en realidad Linda Lovelace? Tal vez, siendo optimistas, Inferno nos la conteste. Y, mientras tanto, a disfrutar con la ambiéntación de esta y las soberbias interpretaciones de Amanda Seyfried, Sharon Stone y Peter Sarsgaard, que nunca habían estado mejor y que ya huelen a Óscar. Otros, sin embargo, no podrían estar más desafortunados, y va por James Franco: Hugh Hefner no se merecía algo así ni por asomo.

* LOVELACE (2013). DIRECTORES: Rob Epstein y Jeffrey Friedman. INTÉRPRETES: Amanda Seyfried, Sharon Stone, James Franco, Eric Roberts, Adam Brody, Chloe Sevigny. NACIONALIDAD: EE. UU. La película se estrenó en EE. UU. el 8 de agosto y aún no tiene fecha de estreno en España, pero puedes verla online y descargarla aquí.

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